COYUNTURA

Cerrar Filas: Brasil frente a la élite militar y el fascismo social.

Cerrar Filas: Brasil frente a la élite militar y el fascismo social.

Por Fabian Villegas.

Uno de los momentos emblemáticos del debate presidencial de Globo del pasado 4 octubre, fue la intervención del candidato del PSOL, Guilherme Boulos, quien, en un ejercicio anecdótico sobre una charla mantenida con su suegro, invito a los más de 200 millones de brasileños a tener memoria histórica, a hacer un voto de conciencia sobre las tropelías del pasado moderno que lego la dictadura militar en Brasil.

“Es un momento grave”. Desde hace unos meses nos encontramos en una campaña marcada por el odio. Hace 30 años que este país salió de una dictadura. Mucha gente murió, mucha gente fue torturada. Existen madres que no pudieron enterrar a sus hijos. Hace ya 30 años, pero creo que nunca habíamos estado tan cerca de volver a esa pesadilla. Si hoy estamos discutiendo el futuro de Brasil es porque la gente derramó sangre para eso. Cuando nací Brasil estaba en una dictadura. No quiero que mis hijas crezcan en una dictadura. La gente tiene que dar un grito, basta: ¡dictadura nunca más!"

Ese mensaje en el contexto de las elecciones presidenciales en Brasil era un llamado a cerrar filas y a oponerse frontalmente al conservadurismo recalcitrante, la ola agresiva de ultra derechización y el fascismo social que representa el proyecto político del candidato del PSL, Jair Bolsonaro, quien lidera las encuestas.

Jair Bolsonaro es un ex militar, del ala más radical de la ultra derecha brasileña, de formación política de la dictadura militar, que se ha posicionado abiertamente en favor de la militarización, el uso de la tortura en tareas de seguridad e inteligencia, se ha opuesto frontalmente a las cuotas de igualdad racial, posee la intención de “armar” campesinos, que no es otra cosa que generar estrategias de paramilitarismo para combatir al MST (Movimiento de los sin tierra) al que considera una cáncer de la sociedad rural brasileña. Ha condenado públicamente la homosexualidad y se ha posicionado en contra de derechos políticos de la mujer, en contra del matrimonio igualitario, y reconocimiento a derechos políticos y civiles de la comunidad LGBT.

A un día de haberse celebrado la jornada electoral y con cerca del 99% escrutado el escenario para la población más grande de Latinoamérica resulta desesperanzador.

La normativa electoral brasileña acredita que al no haber llegado ningún candidato al 50% de los votos, sea disputara una segunda vuelta el próximo 28 de octubre.

Con una ventaja del 18%, (Bolsonaro 46%), sobre el candidato del PT (Fernando Haddad 28%), la posibilidad de que la elite militar proveniente de la época de la dictadura tome las riendas del país y regrese a la vida publica parece inminente. Esos 33 años, desde 1985 para ser más precisos, que ha gozado Brasil de vida democrática parece que este 28 de octubre podrían llegar a su fin, a menos que se logre consolidar un bloque de oposición que verdaderamente capitalice fuerza y unidad electoral.

No es tiempo de reprocharle al lulismo la lentitud con la que construyó su relevo político, ni señalarle los costos de candidatear a un hombre abiertamente de centro, distanciado de los movimientos de base, que hace más guiño con el mercado que con el PTismo tradicional.

La estrategia antes de estar fallida estuvo impedida.

No hay tiempo de mucho, es momento de cerrar filas, que a la vuelta de la esquina están la regresión a las páginas más lúgubres de la historia de Brasil.

Larga vida a Marielle Franco.

 

Foto art bras.jpg